Fátima Samayoa
Gerente de Recursos Humanos, Axento.
5 min de lectura
La evaluación del desempeño es un proceso vital para las empresas que implica evaluar qué tan bien está haciendo su trabajo la fuerza laboral. El resultado de la evaluación del desempeño tiene numerosos usos, para mencionar algunos, incrementos anuales de salario basados en el mérito, ascensos o promociones más justas y planes de mejora del desempeño.
Este blog explora tres aspectos relevantes de la evaluación del desempeño para que este proceso sea verdaderamente exitoso y logre los beneficios que se esperan de éste.
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- Alineación de objetivos
El proceso de evaluación del desempeño debe asegurar que los colaboradores tengan metas claras y que estén alineadas con los objetivos de la empresa. Cuando los colaboradores ven una conexión entre su trabajo y el éxito de la organización, se sienten más vinculados con la misión de la empresa y se genera un sentido compartido de propósito, lo que contribuye a un equipo comprometido y motivado a lograr, o incluso, superar los resultados esperados.
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- Competencias de la fuerza laboral
Es vital que se establezca el conjunto de competencias que deben tener los colaboradores para que sean exitosos en su desempeño y puedan cumplir sus metas. Esto, además, permitirá a la organización identificar las fortalezas y debilidades de su fuerza de trabajo y responderse preguntas críticas como: ¿qué tan competente es mi fuerza de trabajo para superar los retos que enfrenta el negocio? o ¿qué tan lista esta la organización para el plan estratégico a 5 años?
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- Cultura de retroalimentación constante
Para obtener beneficios de un proceso de evaluación del desempeño, es crucial que entre las evaluaciones formales del desempeño se fomente una cultura de retroalimentación continua. La práctica de dar retroalimentación al final de periodo o incluso a la mitad, es considerada pasiva y reactiva. Las organizaciones altamente efectivas son proactivas, dan retroalimentación a sus colaboradores en el momento preciso que les permita reaccionar para hacer los ajustes necesarios si las cosas no van bien o celebrar el trabajo bien hecho y los logros alcanzados cuando suceden. La retroalimentación continua incrementa el compromiso, la moral y la motivación de los empleados.
En conclusión, la evaluación del desempeño no debe ser vista como un trámite administrativo de recursos humanos, sino una herramienta estratégica que impulsa el crecimiento y el éxito de las organizaciones. Al estar centrado en la alineación de objetivos, las competencias de la fuerza laboral y una cultura de retroalimentación constante, las empresas pueden hacer de este proceso un verdadero motor para el desarrollo y la mejora continua.